martes, marzo 10, 2009

The Aviator (2004)

Interesante

There's just too much "Howard Hughes" in "Howard Hughes". That's what's the matter.

Junto a las películas sobre el Holocausto, las películas biográficas son el objeto de un amor desmesurado por las asociaciones que entregan premios a comienzos de año. A modo de ejemplo, cinco de nueve de las ganadoras del Oscar a mejor actor en lo que va del nuevo siglo lo fueron por protagonizar biopics; en las actrices, seis de nueve; desde el 2001 que de los dos géneros al menos un ganador por año caracterizó a un personaje histórico; si contamos los nominados la tendencia se acentúa aún más notoriamente; etc.

Así como cada biografía construye la vida que representa, cada biografía construye el género que las nuclea. Una pared se sostiene cuando los elementos que la forman se soportan mutuamente; por mucho cemento que se use los elementos desiguales son rechazados. De la misma manera está prosperando el género biográfico: produciendo cada vez más ladrillos.

Quizás sea fácil remarcar esto al enfrentar una biografía de mala calidad (son en las obras de menor cuantía donde se revela el truco, el mecanismo que las duplica con menores diferencias). No es exactamente el caso de The Aviator, aún cuando tampoco sea todo lo contrario. (Continúa) Tiene logradas actuaciones, del protagonista y uno o dos secundarios; una gran dirección y una buena reconstrucción histórica; pero el guión resulta fragmentado y lento, extendiéndose en la vida del millionario excéntrico por antonomasia pero sin abarcarla por completo. Al final, literalmente, no queda en claro qué apuntaban desarrollar del protagonista. Las tres horas de duración no ayudan…

…sí ayuda el increíble, incómodo, maravilloso uso del color: una paleta de colores por cada período vivido por el protagonista, pero de acuerdo a las posibilidades técnicas de aquel entonces. Este detalle es procedente siendo Howard Hughes no sólo un obseso y un millionario y un aviador, como parece recordar el título, sino también un cineasta, como parece recordar la película. Retroceder en el tiempo implica que todo aquel que haya bajado su película por internet tendrá la legítima sensación de haber bajado una copia de mala calidad. A veces peor es mejor; de modo que en la época del Technicolor las chauchas se ven apetitosamente turquesas.

La intensidad del color lamentablemente se corresponde con una vacuidad emotiva. La precisión técnica, así como la precisión actoral para reproducir los modos de un ser histórico, no la pueden revertir. The Aviator conspira contra sí misma y, siento, se roba la nota que por otros lados había logrado conseguir.