domingo, febrero 22, 2009

El Pornógrafo (2005)

El Pornógrafo, de Juan Terranova (1975 – )




¿Se puede hablar de una literatura “joven”? No sé. ¿Se habla de una literatura “joven”? Sí.

Quizás no sea rigurosa, pero como definición es efectiva. Usualmente el calificativo se opone a “maduro”, debido al exhibicionismo que suelen tener los adolescentes en pos de mostrar sus obras, que resulta una vidriera donde ofrecen sus errores; errar es humano, ergo es vendible de todas formas. Pero cada tanto (¿en qué bisagras, en qué diásporas de dónde?) “joven” deja de significar “imprudente” y pasa a, arbitrariamente, asumir la renovación. Más que virtudes propias, la palabra señala falencias ajenas. No es que estos escritores sean jóvenes, es que los demás ya se volvieron viejos.

El Pornógrafo es una novela con una impronta definida: la certeza que sólo alguien joven pudo haberla escrito. No es sorpresivo que asuma de facto un lugar cómodo, sino destacado, en la llamada nueva narrativa argentina, en la más nueva. Por la misma razón tampoco hay que sorprenderse al descubrir que no es magistral (que al fin y al cabo es un adjetivo propio de las figuras de autoridad, aquello que los jóvenes por definición no son). Cuando un campo está agotado, la idea que lo renueva no necesita ser brillante. Ni siquiera necesita ser una idea; en este caso es más bien un un ámbito (o una entonación) diferente.
(Continúa)
Queda la impresión, imposible de comprobar aún, que la "nueva narrativa" puede darse el lujo de ser superficial. Si presenta valores no lo hace para comprometerse a ellos, sino porque ya están ahí. La nueva narrativa argentina funciona como el humor negro: la desenvoltura para hacer el chiste; pero junto al reconocimiento de una ética que se vulnera. Que no importa vulnerar... al menos de palabra.

En ese cardumen inexacto se mueve El Pornógrafo. Lo hace aleteando a través de uno de los pocos tópicos que nuclean a toda la generación: hablar de sexo. Que no es lo mismo que hacer el sexo. Lo asume siendo una novela dialogal, pero con trampa: los dos protagonistas no hablan, sino que chatean, por tanto escriben. No obstante, sorprende la falta de convenciones propias del chat; en consecuencia, la innovación pierde al semejar una conversación telefónica. La pornografía es una tecnología, que puede referirse tanto a la de la imagen como a la de la escritura. Tampoco es una obra de teatro leída porque no necesita ni siquiera la ilusión de la performance; el diálogo como coito, tema que el autor también desarrolla en su cuento Pornopunk, ubicado en la verdadera patria de la nueva narrativa: internet.

Claro que hay muchos tipos de pornografía, muy distintos entre sí. Terranova elige la profesional. Los personajes se introducen en ese ámbito desde afuera, aunque sus profesiones sean parientes del porno: fotógrafo y ginecólogo. Hay otra categoría que aplica: en Pornopunk, se rescata de la red la etiqueta del “sexo teenager”. En El Pornógrafo podría ser utilizada, porque corre por ese borde. Los protagonistas, el "autor", la entonación son teenagers que, para el final del libro y de la década, se convierten en adultos. No por prudentes o magistrales, sino por maduros. Esto implica, fundamentalmente, que la novela se termine focalizando no en la pornografía sino en el amor. Mientras que en la realidad sobra la pornografía y falta el amor, en la ficción sobra el amor y falta la pornografía.


A pluma o a máquina, así escribe

- Ahí fue ella la que me salvó porque me preguntó si había ido solo, y yo le conté de vos.
- ¿Y qué le dijiste?
- Le dije que eras fotógrafo profesional y la mina se enganchó, le conté del diario, de que ibas a exponer en una galería muy prestigiosa.
- Mhm… Qué bolazo.
- Bueno, fotógrafo sos.
- Dale ¿y qué más?
- Le dije que estabas preparando una serie de desnudos.
- ¿Yo?
- Sí, y para calentar un poco a cosa, como si no me importara, le conté que habías estado trabajando con una modelo.
- ¿Yo? No…
- Y le dije que había habido una relación muy fuerte, porque vos te habías enganchado con ella por el lado artístico, y ella también…
- Qué facilidad para la mentira oprobiosa.


Lecturas relacionadas (de todo tipo y factor)

Juan Terranova (comp.): Buenos Aires escala 1:1
Diego Grillo Trubba (comp.): En celo

Pedro Mairal: Una noche con Sabrina Love
Ramón Paz: Pornosonetos (Vol 1, 2 y 3)

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Masakazu Katsura: Video Girl Ai
Dominique Maingueneau: La literatura pornográfica


Y si lo que te gusta es el cine

Rapado, de Martín Retjman
Tape, de Richard Linklater
Chasing Amy y Zack and Miri Make a Porno, de Kevin Smith